Frente al Palacio de Westminster se encuentra Parliament Square (‘la Plaza del Parlamento’), que toma su nombre del hecho de que el cercano palacio es la sede del parlamento británico.
Esta plaza es muy famosa y ha aparecido con frecuencia en la prensa por las protestas y manifestaciones que se han realizado en ella. Pero quizás su característica más importante es un conjunto de estatuas que representan a algunos de los Primer Ministros más destacados que ha tenido este país.
Muchos turistas visitando la plaza tendrán dificultad tratando de identificar o reconocer a los personajes que cada una de estas estatuas representan. Pero aquí en Londres en Español estamos seguros de que la única estatua -de los Primer Ministros británicos- que todo el mundo reconoce es la de Sir Winston Churchill.
La estatua de Sir Winston Churchill se encuentra en la esquina noreste de la plaza. Mirando hacia el norte desde el centro de la plaza la estatua de Churchill es la última de la derecha haciendo un barrido visual en el sentido de las manecillas del reloj. Es la estatua de esta plaza más cercana a la Torre del Reloj (Torre Elizabeth II / Big Ben).
Esta figura de bronce fue diseñada por el escultor Ivor Roberts-Jones y representa al famoso Primer Ministro inglés de cuerpo entero, con una altura de 3.60m y sobre un pedestal de granito gris de 2.4m de alto.
En la escultura se ve a Churchill cubierto con un levitón/sobretodo militar, con la mano izquierda en un bolsillo y la derecha apoyada en un bastón. La parte superior del cuerpo está un poco inclinada hacia atrás -como apoyándose vigorosamente en el bastón- pero la cabeza sobresale hacia delante de una manera un poco desafiante.
Al parecer la inspiración de la expresión facial que tiene Churchill en la estatua fue una fotografía en la que se ve al Primer Ministro apesadumbrado entre las ruinas de la Cámara de los Comunes cuando ésta fue bombardeada por los nazis en mayo de 1941.
Aunque Churchill quiso que se mantuviese la convención de no erigir monumentos a estadistas hasta pasados 10 años de su muerte, al final se desobedeció su deseo y la estatua se instaló en la Plaza del Parlamento 8 años después de su fallecimiento. Y dentro del Palacio de Westminster ya se había instalado de todas maneras otra estatua en su honor, en la entrada de la Cámara de los Comunes, en 1969 – es decir, solo 4 años después de su muerte.
De lo que no había duda era que Churchill ya sabía que allí se pondría un monumento en su honor. La Plaza del Parlamento fue remodelada en 1949 y el arquitecto a cargo de la obra, Grey Wornum, dijo que la esquina noreste de la plaza había sido diseñada para albergar el pedestal con la estatua de Churchill y al parecer el mismo Churchill había bromeado de paso por allí con colegas, señalando el lugar donde sería erigida tras su muerte.
La estatua tuvo un costo final de £32.104 que se recogió entre 4414 personas que se habían suscrito a un comité público de recaudación. El 1 de noviembre de 1973 Lady Churchill inauguró la obra en la Plaza del Parlamento en una ceremonia a la que asistió el Primer Ministro de entonces (Edward Heath) y 4 ex Primer Ministros (Harold Wilson, Alec Douglas-Home, Harold Macmillan y Anthony Eden).
La Reina también estuvo en la ceremonia y pronunció un discurso en el que mencionó el hecho de que Churchill había rechazado el ofrecimiento de un ducado para poder continuar, en los años que le quedaban, en la Cámara de los Comunes. Originalmente la Reina iba a descubrir la escultura pero al parecer decidió ceder el honor a la viuda de Churchill en el último momento.
La estatua de Churchill siempre fue la más popular, reconocible y fotografiada de todas las de la Plaza del Parlamento. Para los turistas siempre ha representado la materialización física de una de las más grandes leyendas de este país y uno de los titanes de la historia, aunque en los últimos años su posición de supremacía se ha visto amenazada por la reciente inclusión en la plaza de la estatua de Nelson Mandela.
Y aunque hoy en día hay estatuas, monumentos y placas conmemorativas de Churchill en muchos lugares del mundo, turistas de muchos países y amantes de la historia (sobre todo de la II Guerra Mundial) cuando vienen a Londres visitan la plaza para sacarse una foto con el hombre que representó una luz de esperanza en la época más oscura y desesperada de Europa.